Qué ver en Lucerna

Este post forma parte de Nuestra Ruta por Suiza

Tras descubrir por la mañana la pequeña ciudad medieval de Zug, llegamos por la tarde a la que probablemente es la joya de la corona de las ciudades suizas: Lucerna. En ella, podrás encontrar desde los vestigios de un antiguo glaciar hasta su imponente herencia medieval, donde destacan sus puentes, su catedral y su recinto amurallado. Además, su cercanía a los famosos montes Pilatus y Rigi, la convierten en un destino ideal como base para realizar excursiones a la naturaleza.

A tan sólo 35 minutos en coche de Zug, llegamos a la ciudad más turística de Suiza, capital del cantón de Lucerna donde el idioma oficial sigue siendo el alemán. Lucerna significa ciudad de la luz y antiguamente era un pequeño pueblo de pescadores que fue evolucionando hasta convertirse en el centro comercial que podemos ver hoy en día. Está dividida en dos por el río Reuss que desemboca en el lago de los Cuatro Cantones y su casco antiguo está cerrado al tráfico lo que hace que el paseo sea muy agradable.

Nuestro Itinerario Recomendado en Lucerna

Lucerna es una ciudad para disfrutar y tomársela con calma por lo que lo ideal es reservarse un día completo en nuestro viaje a Suiza. Nuestra propuesta de itinerario de qué ver en Lucerna, como siempre, susceptible de modificar el orden en función de dónde nos venga mejor empezar, es el que se muestra en el mapa:

Mapa Lucerna (Descárgatelo aquí y úsalo durante tu visita a la ciudad)

Descubriendo que ver en Lucerna

(1) El Monumento al León, es una estatua que representa a un león tumbado y herido tallada en una pared de piedra arenisca situada junto a un estanque. Fue esculpida a principios del siglo XIX por Lucas Ahorn (cantero de Konstanz) aunque fue encargado por Carl Pfyffer von Altishofen, oficial de la Guardia Suiza. En un principio el monumento estaba emplazado en una propiedad privada; sin embargo, más tarde decidió abrirse al público. El objetivo era conmemorar la muerte de los soldados de la Guardia Suiza que murieron defendiendo al rey Luis XVI durante la Revolución Francesa a finales del siglo XVIII. La estatua tiene 10 m de largo por 6 m de alto y cuenta con una inscripción encima en la que se puede leer “HELVETIORUM FIDEI AC VIRTUTI”, es decir, ‘Al valor y la lealtad de los suizos”. Además, en la misma piedra también está grabado el nombre de los soldados fallecidos así como el número de muertos. El león herido descansa sobre un escudo con la flor de lis, lo que representa la monarquía francesa y la razón por la cual fallecieron los soldados de la Guardia Suiza a los que rememora el monumento.

A la izquierda del monumento se encuentra (2) el Jardín de los Glaciares. Cuando a finales del siglo XIX comenzaron las excavaciones de esta zona para construir una bodega de vinos, se descubrió este importante monumento natural que fue inaugurado un año más tarde. En él se pueden apreciar las huellas de la era glaciar durante la que Lucerna estuvo cubierta por un glaciar hace 20.000 años. Anteriormente, hace 20 millones de años, era todo lo opuesto, el lugar era ocupado por una playa con clima subtropical. Además de ver las pruebas de ambos períodos, por un lado los surcos, estrías y marmitas glaciares y por otro los fósiles de moluscos y hojas de palma; en el recinto encontraremos vídeos y explicaciones interactivas de ambos períodos y de la evolución hasta el día de hoy. También se pueden visitar la vivienda de la familia Amrein Troller y un laberinto de espejos al estilo de la Alhambra construido con motivo de la exposición universal de Ginebra. Como guinda del recorrido podemos subir a una torre panorámica que ofrece vistas de la ciudad de Lucerna y el monte Pilatus.
Horario y precio: del 01 de Abril al 31 de Octubre todos los días de 9 a 18 h y del 01 de Noviembre al 31 de Marzo todos los días de 10 a 17 h y la entrada cuesta 15 CHF para adultos y 8 CHF para niños (precios 2018). En la entrada facilitan tanto un mapa del recinto como una breve explicación de cada una de las zonas que se pueden visitar.

A escasos metros de esta zona y casi a la orilla del lago, llegamos a la (3) Catedral de Lucerna, o Hofkirche, que es la más importante de las ocho iglesias católicas de la ciudad y que se construyó sobre un monasterio. Data de la primera mitad del siglo XVII y es uno de los ejemplos del renacimiento alemán. Tendremos que subir una gran escalinata para acercarnos a las puertas del templo en las que se representa a los dos patrones de la ciudad (San Mauricio y San Leger). Presenta dos torres de 69 m de alto y planta cuadrada y en su interior destaca uno de los dos órganos, el Hoforgel, que tiene los tubos más antiguos, largos y pesados del mundo. También cabe mencionar el altar mayor de mármol negro.

De vuelta a nivel del lago y bordeando una de sus orillas, podemos ver al otro lado (4) el Centro de Cultura y Convenciones al que podemos acercarnos tras cruzar alguno de los puentes. Este edificio conocido como KKL es obra del arquitecto Jean Nouvel y tiene una sala de conciertos que goza de una de las mejores acústicas de Europa. Si estamos interesados en visitarlo, se organizan recorridos públicos e individuales con regularidad y tambiéno podemos comprar entradas para alguno de sus eventos. En cualquier caso, se puede consultar la oferta aquí (https://www.kkl-luzern.ch/en).

Siguiendo nuestro camino llegamos a la Kappelplatz en la que se encuentra la iglesia de San Pedro que da nombre al lugar más famoso de Lucerna, el puente de la capilla o (5) Kapellbrücke. Fue construido a mediados del siglo XIV con el fin de unir la ciudad vieja con la nueva cruzando el río Reuss y siendo el límite entre el río y el lago de Lucerna. Era el puente cubierto de madera más antiguo del continente europeo y el segundo más largo con 204,7 m de longitud. Hablamos en pasado porque, lamentablemente, sufrió un incendio por el que se tuvieron que quitar 75 m de puente que habían sido gravemente dañados.

Al mirar el puente, llama la atención un torreón octogonal de piedra que se encuentra aproximadamente en el centro, es la (6) Torre del agua o Wassertum. Se cree que es aún anterior a la construcción del puente y que a día de hoy es una tienda de souvenirs aunque a lo largo de su historia ha tenido diversos usos: torre de vigilancia, calabozo, archivo de la ciudad, etc. Una vez que hemos visto y fotografiado el puente desde esta orilla, debemos cruzarlo sin dejar de observar las pinturas del techo que datan del siglo XVII y en las que se refleja la historia de la ciudad. El 17 de Agosto de 1993, un gran incendio provocado por el motor de una embarcación que se encontraba debajo, afectó a la parte central del puente salvándose los extremos. El puente fue rápidamente reconstruido en ocho meses incluyendo algunas de las pinturas aunque otras decidieron conservarse tal cual. Desde el puente podemos ver parte de la muralla medieval y las nueve torres que aún quedan en pie - de las treinta que había originalmente - y que más tarde visitaremos.

Una vez cruzado el puente, opcionalmente podemos ir a visitar el Centro de Congresos pasando por delante de la (7) Estación Central de Trenes. Si optamos por seguir nuestro recorrido hacia el otro lado, llegaremos a la (8) Iglesia de los Jesuítas. Se trata de una iglesia católica de estilo barroco con dos campanarios simétricos. Sin lugar a dudas, merece la pena entrar a su interior que destaca por su estilo rococó y el color blanco que otorga al templo una impresionante luminosidad y grandiosidad. En su interior se conserva el hábito original del patrón de Suiza, el hermano Klaus. Los jesuítas llegaron a la ciudad a finales del siglo XVI pero no fue hasta casi un siglo más tarde (mediados del siglo XVII) que se empezó a construir este edificio. La bóveda fue redecorada a mediados del siglo XVII.

Siguiendo nuestro recorrido llegamos al (9) Puente de la Cizaña o Spreuerbrücke, llamado así porque en su momento era el único lugar en el que se podía verter al agua el tamo (spreu), una paja muy menuda que queda en las eras después de trillar las semillas. Se trata de otro puente de madera cubierto, posterior al de la capilla ya que se terminó a principios del siglo XV, que formaba parte de la fortificación de la ciudad. Se construyó con el fin de unir a la ciudad tres molinos que se encontraban en mitad del río. En la actualidad, su uso es bien diferente ya que se utiliza como presa para control y aprovechamiento del agua del río. Si en el de la capilla comentábamos la importancia de mirar su techo para ver las pinturas de la historia de la ciudad, aquí es si cabe aún más importante: no debemos perdernos las 67 imágenes añadidas por Kaspar Meglinger en el siglo XVII sobre la danza de la muerte recordando que “todo el mundo muere”. Además, en su interior, hacia el centro, también podemos encontrar una pequeña capilla.

Una vez cruzado el puente, nos adentramos en el casco histórico de la ciudad caracterizado por calles peatonales empedradas y por sus plazas medievales entre las que destacan la (10) Hirshenplatz, en la que podrás ver pinturas de de finales del siglo XV en una de las fachadas de una casa; la plaza del vino o (11) Weinmarkt rodeada de edificios de colores y la plaza del grano o (12) Kornmarkt, en la que se celebraba el mercado medieval y en la que edificios de los siglos XVI y XVII presentan maravillosos frescos en sus fachadas. Además, en esta última, podemos ver el (13) Ayuntamiento de Lucerna, edificio renacentista de principios del siglo XVII que destaca por su torre del reloj.

Por último, nos quedaría el recorrido por la (14) Muralla de Musegg o Museggmauer en el que podremos visitar 9 de las 30 torres que existieron en su momento aunque únicamente podremos entrar en cuatro de ellas: Schirmer, Zyt, Wacht y Männli. Para llegar hasta allí, debemos atravesar primero una puerta fortificada del siglo XIV, la Nolliturm. La primera torre a la que podemos acceder es la Schimer que fue reconstruida tras un incendio en 1994. Desde ella podemos acceder al camino de ronda que nos llevará a las restantes torres mostrándonos unas espectaculares vistas de la ciudad y del lago. A continuación, llegamos a la torre Zyt (Zytturm) en la que podemos ver el reloj más antiguo de Lucerna (1535) y su mecanismo interno que da las horas un minuto por delante del resto de relojes de la ciudad. Por último, desde la torre situada más al extremo (Männli) podemos disfrutar de las mejores vistas de la ciudad.
Horario y precio: De 8 a 19 h desde el viernes santo hasta el 01 de Noviembre, entrada gratuita

Una curiosidad de Lucerna

Cuando Mark Twain visitó la ciudad y llegó al monumento del león reconoció que era “el trozo de piedra más triste del mundo”

Cansados tras un día intenso de visitas, nos vamos a cenar algo y a nuestro hotel, ya que mañana nos espera un día también cargado de actividad con nuestra excursión al Monte Rigi.

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