Castillo de Chillon

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Imponente vista del Castillo de Chillon

Castillo de Chillon

Este post forma parte de Nuestra Ruta por Suiza

Imponente vista del Castillo de Chillon

Imponente vista del Castillo de Chillon

Tras descubrir esta mañana todo lo que había que ver en Gruyères y coger fuerza con una buena cata de sus quesos, nuestra última tarde en Suiza se la dedicaremos a otra de sus joyas medievales: el Castillo de Chillon.

El castillo merece mucho la pena, es muy grande así que hay que tener en cuenta que la visita nos llevará mínimo una hora. En la entrada nos dan un folleto con información de todas las salas que vamos a visitar y, a lo largo de la visita, encontraremos varias pantallas con vídeos explicativos. Es el castillo más espectacular de todos los que hemos visto en nuestra ruta por Suiza, no sólo por su inmensidad y las vistas desde sus torres sino también por su perfecto estado de conservación.

Maqueta del Castillo de Chillon

Maqueta del Castillo de Chillon

Sala interior del Castillo de Chillon

Sala interior del Castillo de Chillon

Patio principal del Castillo de Chillon

Patio principal del Castillo de Chillon

Un poco de historia

El castillo de Chillon es una inmensa fortaleza medieval construida sobre roca caliza en un extremo del lago Lemán, en concreto, entre Montreaux y Villeneuve. Su ubicación era estratégica ya que estaba situado en el acceso hacia los países vecinos de Francia y Alemania por un lado e Italia, a través del valle del Ródano, por el otro. De esta forma, se aseguraban poder controlar tanto el tráfico como la ruta comercial a estas zonas y aplicar un peaje.

Por otro lado, la fortaleza era bastante infranqueable teniendo en cuenta que el acceso por un lado tenía una pendiente escarbada y por el otro, el inmenso lago de Ginebra. Fue una importante edificación defensiva ya desde la Edad del Bronce aunque después fue fortificada por los romanos. Fue ocupado sucesivamente por la Casa de Saboya y después por los berneses que en 1536 tomaron el castillo por la fuerza y así se mantuvo durante dos siglos y medio. A partir de principios del siglo XIX, el castillo ya no aportaba la situación estratégica de antaño por lo que pasó a utilizarse como almacenamiento y prisión. Actualmente es un monumento histórico del país que recibe unas 300.00 visitas al año y en el que se pueden alquilar sus salas para eventos.

Se comenzó a construir como tal en el siglo X aunque se cree que en la zona ya existía un emplazamiento militar. La zona más antigua es de estilo gótico y data del siglo XIII.

Información útil

  • Horario: 9-19 h (de Abril a Sept), 9:30-18 h (Oct y Marzo) y 10-17 h (de Nov a Feb).
  • Precio: 12,5 francos suizos
  • Web oficial (en inglés): https://www.chillon.ch/en/
  • Aparcamiento: en los laterales de la carretera en la entrada del castillo hay zona azul, es decir, es gratis, pero hay que utilizar el reloj del que ya os hablamos en nuestro post de qué saber antes de viajar a Suiza.

Una Curiosidad sobre el Castillo de Chillón…

Hablar del castillo de Chillon y no hacerlo de François Bonivard sería casi un pecado. François Bonivard era un monje genovevo que predicaba el mensaje de la reforma protestante en las tierras gobernadas por la Casa Católica Romana de Saboya y fue encarcelado en las mazmorras del castillo en 1532 durante cuatro años. Consiguió su libertad gracias a la presión que ejercieron protestantes de Berna sobre el duque de Saboya.

En realidad la fama de Bonivard y en consecuencia del Castillo de Chillon, se debe a Lord Byron quien tras visitar el castillo su épico poema titulado “El prisionero de Chillon“. Además, también talló su nombre en una de las columnas de las por aquel entonces mazmorras creyendo que Bonivard había sido encadenado a ella aunque se equivocó. En nuestra visita podremos ver esta marca aunque está cubierta con una pantalla de plástico transparente para no dañarla.

Firma Lord Byron en las Mazmorras del castillo de Chillon

Firma Lord Byron en las Mazmorras del castillo de Chillon

Con esta visita ponemos fin a nuestra Ruta por Suiza en 8 días y ponemos rumbo a Ginebra, desde donde volaremos de vuelta a Madrid. ¡Muchas gracias por acompañarnos en este viaje!

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